WhatsApp, una de las compañías tecnológicas más exitosas a nivel mundial, tiene un origen que muchos de los usuarios no conocen. Los creadores de esta empresa no provienen de cuna de oro, ni nada que se le parezca.
Jan Kuom, nacido en 1976, en medio de la Guerra Fría, en una villa a las afueras de Kiev, en Ucrania, sin energía eléctrica. Sus padres, una ama de casa y un administrador de construcción, fueron su compañía mientras crecía en un tiempo donde la pobreza y la angustia por la situación histórica eran el pan diario.
La familia de Kuom eran judíos, razón por la cual, a los 16 años de Jan, este tuvo que emigrar a los Estados Unidos, junto a su madre y su abuela. Mientras su padre se quedó en Ucrania manejando una constructora del gobierno.
Llegaron bajo una difícil situación económica a Mountain View, California, que es el lugar en donde están actualmente las oficinas de WhatsApp.
A los 18 años Kuom se empezó a apasionar por la tecnología, un año después tuvo su primer computador, y al graduarse de secundaria, comenzó a estudiar Matemáticas y Ciencias de la Computación en la Universidad Estatal de San José, pero abandonó sus estudios, lo que nos recuerda a otros grandes personajes de la tecnología como Bill Gates, Steve Jobs y Mark Zuckerberg.
En la Universidad, encontró empleo en Ernst & Young como ‘tester’ de seguridad y supervisaba el sistema de publicidad de Yahoo. Trabajando allí conoció a Brian Acton, quien tenía una sobresaliente carrera y experiencia en grandes empresas como Apple y Adobe.
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Durante los 8 años que Kuom trabajó para Yahoo, la amistad entre él y Acton aumentó, mientras los dos crecían profesionalmente de manera excesiva. La amistad los llevó a renunciar a Yahoo y unirse en un año “sabático”, en el mismo año en el que Steve Jobs rompió esquemas con el iPhone.
Kuom compró un iPhone y se dió cuenta del mundo de posibilidades que abría un teléfono celular inteligente. Así que, mientras hacía sus rutinas en el gimnasio, que prohibía el uso de celulares, se le ocurrió pensar en una aplicación que le evitara perder las llamadas que le hacían mientras entrenaba.
Así, tras cumplir 33 años de edad, en el 2009, inspirado en la expresión “What’s up” fundó la compañía que más tarde lo convertiría en multimillonario.
La compañía, que fue comprada el 19 de febrero de 2014, por la exorbitante cantidad de 19.000 millones de dólares, considerada una de las más voluminosas en el recorrido de la tecnología a nivel mundial, se ha presentado siempre como una plataforma sencilla de usar para todo tipo de población, además de no discriminar los diferentes sistemas operativos, como sucedió en otro momento con los Blackberry.
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La simplicidad de la aplicación se proyecta también en la compañía y los empleados. Ya que, de manera sorprendente, solo cuenta con 55 de ellos, que visten trajes informales durante la jornada laboral.
La idea de WhatsApp revolucionó el mundo de las comunicaciones instantáneas, y cautiva a sus usuarios con su lema “No anuncios, no juegos, no artilugios”. Su crecimiento de 73% anual es monumental, y se cree que se envían alrededor de 50.000 millones de mensajes al día, entre textos, imágenes, audios y demás, en todos los idiomas.
Así que, si en este momento estás en tu casa o instituto de idiomas en Medellín, y entra a tu celular un mensaje por medio de WhatsApp, recuerda que estás usando gratuitamente una de las aplicaciones más costosas, revolucionarias y masivas de la historia de la tecnología.