Autodefinida como “la abuela del arte performance”, la artista Marina Abramović es considerada la pionera de esta forma de arte en todo el mundo. Marina ha formado su carrera artística a base de originalidad y experimentación del cuerpo humano para descubrir los límites de este.
“Abramović viene explorando los límites del cuerpo y de la mente, arriesgando a través de un tipo de arte en donde la obra no es una pintura, una escultura ni un video, sino una experiencia, es decir, momentos y situaciones en los que se usan la intensidad, la energía y el cuerpo como objeto y como medio”.
Esta eminencia del arte performance nació en Belgrado, Yugoslavia (hoy Serbia) el 30 de noviembre de 1946; emprendió el camino por el mundo del arte desde los años 70 hasta la actualidad.
La artista serbia estudió en la Academia de Bellas Artes de Belgrado entre 1973 y 1975. En sus años universitarios intentó dedicarse a la pintura, pero falló en su intento, dado a que sentía que al pintar no expresaba del todo sus emociones. Por ello, decidió que su cuerpo sería su herramienta de trabajo y principal eje de su arte, basándose en experiencias, es decir, momentos y situaciones en los que se usa la intensidad, la trasgresión, el libre albedrío para los espectadores y los límites de la mente.
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Rhythm 0 (1974)
Es el performance estrella de la artista. En esta muestra, Marina, completamente desnuda, se puso literalmente a disposición del público con 72 distintos instrumentos que iban desde una simple rosa hasta un revólver totalmente cargado. Con dichos objetos, los espectadores podían hacer lo que quisieran en el cuerpo de Abramović, sin que la artista hiciera ninguna objeción durante seis horas.
Este performance comenzó con el propósito de tener un acercamiento y reflexión sobre la confianza, pero terminó reafirmando la tendencia del ser humano a recurrir a la violencia; la misma impactada por el resultado fue ella, reveló que “lo que aprendí fue que, si dejas que el público decida, te pueden matar. Me sentí verdaderamente atacada: me cortaron la ropa, me clavaron las espinas de las rosas en el estómago, una persona me apuntó a la cabeza con la pistola y otra se la quitó». «Después de exactamente seis horas, según el plan, me levanté y empecé a caminar hacia el público. Todos escaparon, evitando un enfrentamiento real».
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Imponderabilia (Abramović y Ulay, 1977)
En este performance Marina y su pareja de ese entonces el fotógrafo alemán Uwe Laysiepen, más conocido como Ulay, se situaron en la entrada de la exposición, obligando a todos los visitantes a pasar por delante de ellos, sin poder evitar rozar sus cuerpos totalmente desnudos.
La relación entre Ulay y Marina, además de amorosa, también estuvo muy ligada a su trabajo como artistas, pues en varias ocasiones colaboraron e hicieron performances juntos.
En el año 1988 dieron por finalizada su relación. Al romper, la pareja decidió despedirse de una forma muy simbólica y artística. Los artistas hicieron un recorrido por la Gran Muralla China, por separado desde los dos extremos opuestos, para encontrarse en la mitad del camino y fundirse en un abrazo de despedida.
Balkan Baroque (1997)
Esta obra, traducida al español como “Barroco balcánico”, fue un homenaje para las víctimas del genocidio ocurrido en las guerras serbio-croatas, evento histórico que dejó como saldo 100 muertes y cuantiosos desplazados. En este performance, la artista lava una montaña de huesos de ternera manchados de sangre mientras canta canciones infantiles.