Hace poco, en otra entrada del Blog Blendex , hablábamos acerca del idioma francés, citando algunas de las razones por las cuales estudiar esta lengua es una alternativa tan interesante. Algunas estaban relacionadas con la cultura y la historia francesa, mientras que en otras hablábamos de la globalización de este idioma en el mundo moderno.
Pero ¿de dónde surgió el francés? ¿A qué rama de las lenguas pertenece? ¿De qué forma evolucionó a lo largo de los siglos?
En esta nueva entrada del Blog Blendex profundizaremos más en la historia de este idioma europeo.
El idioma francés es una lengua romance que se habla en gran parte del territorio de la Francia metropolitana, junto con otras lenguas “menos comunes” tales como el bretón, el corso, el vasco, el occitano y el catalán. Se calcula que existen más de 250 millones de francoparlantes en el mundo, de los cuales alrededor de 70 millones son hablantes parciales.
Antes de comenzar a indagar un poco en los orígenes del idioma francés es necesario tener unos antecedentes básicos sobre la región que hoy conocemos como Francia. Este territorio comenzó a ser poblado en el siglo VII a.c. por los galos, nombre por el cual se conoce a todos los pueblos que habitaron lo que hoy es Francia, Bélgica, las regiones de Alemania y Holanda ubicadas al oeste del Rin, y el oeste de Suiza, y quienes hablaban idiomas celtas que no poseían escritura. De hecho, los griegos los llamaban “celtas”, hasta que con la llegada del Imperio Romano comenzaron a ser llamados “galos”, y a toda esa inmensa región que habitaban, la “Galia”.
Al sur de este territorio estaban los aquitanos, un pueblo de jinetes que hablaba una lengua precursora del vasco o euskera, pero que también desconocían la escritura. Finalmente, en Massilia (hoy Marsella), los habitantes de las colonias griegas escribían y hablaban en este idioma, pero nunca llegaron a difundirlo más allá de sus fronteras.
Toda esta serie de idiomas, además de otros hablados en la Galia, comenzó a desaparecer paulatinamente con la instauración del latín fruto de la llegada del Imperio Romano. Más tarde, con su posterior declive, algunos pueblos bárbaros de origen germánico terminaron asentándose en la Galia Romana, de los cuales dos se establecieron de manera más permanente y notoria: los francos en el norte, y los visigodos en el sur, con el río Loria en medio de ambos, haciendo las veces de frontera, y quienes poseían a su vez sus propias lenguas y dialectos. No obstante esto, pronto adoptaron el latín como su idioma.
Durante siglos, el idioma hablado en toda esta región de la Galia fue un latín que poco a poco había ido viéndose influenciado por las lenguas de los pueblos germánicos. De todas formas, es difícil precisar con exactitud el momento en que esa mezcla de dialectos del latín se transformó en el francés o provenzal. Sin embargo, ese instante se puede ubicar entre los siglos VI y IX d.c. Es en esa época cuando se tienen los primeros registros de una lengua diferente del latín y del germánico, hablada en el territorio de la actual Francia.
Quizá el documento más fundamental que sirve hasta el día de hoy como registro del nacimiento del idioma francés sea “Los Juramentos de Estrasburgo”. En este documento, los nietos de Carlomagno juran fidelidad luego de la división que se produce tras la muerte de Luis el Piadoso, Rey de los Francos y Emperador de Occidente. Este juramento fue escrito tanto en latín como en germánico, además de en una lengua que podríamos denominar como “protofrancés”, con el fin de que cada una de las partes lograran entender las cláusulas enumeradas en el documento. Es de allí de donde se tiene el primer registro escrito de esta lengua romance.
Tiempo después comienzan a aparecer las primeras obras de tipo literario escritas por clérigos y personas cultas, todos ellas en esta nueva lengua, que poco a poco fue consolidándose y apartándose más y más del latín, aunque con una variedad de influencias germánicas (entre ellas la nasalización), todo esto a partir del siglo XI. Entre dichas obras se destacan “El Cantar de Roldán“ y “La Secuencia de Santa Eulalia”.
Ahora bien, con el devenir del siglo XII surgieron dos variaciones de esta lengua, una al norte y la otra al sur del Río Loira (el cual, recordemos, había servido anteriormente de división entre los francos y los visigodos). Estas lenguas se denominaron de Oïl y de Oc, llamadas así básicamente por la diferencia en la evolución del vocablo “sí”, las cuales dieron pie a su vez a variedad de dialectos. No obstante, con la llegada del siglo XIII la lengua de Oc perdió su hegemonía, con lo que la lengua de Oïl, en sus diferentes dialectos, continuó su evolución en la alta edad media.
Dicha evolución venía presentándose desde que la sede de la Corte se había trasladado a París trescientos años antes, y fue el dialecto de la lengua de Oïl hablado en París, denominado “dialecto de Î’lle de France”, el que con el transcurrir de la edad media fue desplazando poco a poco a los demás hasta convertirse en lo que hoy conocemos como idioma francés, siendo la Guerra de los Cien Años y la Revolución Francesa (entre otros significativos eventos históricos), detonantes importantes de su evolución.
Actualmente, el francés es el segundo idioma más hablado en la Unión Europea, detrás del alemán y por encima del idioma inglés. Es una de la lenguas de trabajo de la ONU y una de las dos lenguas oficiales en entidades tales como la OTAN, la OMC, el Comité Olímpico Internacional, entre otras.
En suma, el francés es un idioma con una carga histórica impresionante, lleno de exponentes en los campos de las artes que la han dotado de la riqueza de la cual hace gala, colocándola como una de las lenguas más respetadas a nivel global. Los textos literarios de escritores como Molière, Victor Hugo, François Baudelaire, Jean Jacques Rousseau o Voltaire son solo una de sus pruebas más importantes. El francés es una lengua que sirve de puente para aprender otros idiomas como el italiano y el portugués, y ha proporcionado al inglés más del 50% del vocabulario que posee actualmente, lo cual permite el perfeccionamiento y compresión de éste.
Además, algunas de las universidades más importantes del mundo se encuentran en países francoparlantes; lo que lo convierte en una gran opción para crecer en el mundo académico.
Gracias por leer esta entrada del Blog del Centro de Idiomas Blendex.
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