El padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, tuvo grandes habilidades para el aprendizaje de los idiomas. En su momento reconoció que su motivo para aprender el español fue la famosa novela de Cervantes.
Alguna vez hemos escuchado el apellido de este psicoanalista y posiblemente lo asociemos a sus teorías del sueño, del inconsciente o del deseo; pero poco sabemos de su gran habilidad para aprender idiomas, incluso de forma autodidacta.
Freud nació en un pueblo de la actual República Checa, aunque vivió gran parte de su vida en Viena. Desde su infancia se vio rodeado de varios idiomas: sus padres hablaban en alemán mezclado con yiddish, su niñera en checo y algunos de sus profesores en hebreo. Sigmund más tarde reconoció que no había aprendido ninguno de estos idiomas, aunque tendría unas nociones muy básicas de cada uno.
¿CÚAL FUE SU LENGUA MATERNA?
En su infancia, Freud se trasladó con su familia a la ciudad de Viena y allí recibió toda su educación formal en la germano parlante capital del Imperio austrohúngaro. Allí apropió el idioma alemán como su lengua materna y logró dominarlo con tal perfección que en 1930 se le concedió el Premio Goethe de Literatura.
El padre del psicoanálisis se consideró intelectualmente un alemán hasta que se dio cuenta del crecimiento del antisemitismo en Alemania y en la Austria alemana. Desde ese momento rechazó su identidad como alemán y se reconoció como judío, padeciendo los horrores de la persecución de los nazis. Como resultado tuvo que hallar refugio en el Reino Unido.
¿CÓMO APRENDIÓ ESPAÑOL?
Se cuenta que Freud siempre tuvo gran interés por El Quijote de la Mancha, obra literaria a la que más tiempo le dedicó en su abundante correspondencia con su amada Martha Robert, cuando aún eran novios.
Empezó el estudio de nuestra lengua, cuando aún estaba muy joven y lo hizo de una forma autodidacta: sin profesores ni diccionarios. El interés lo compartía con su gran amigo Silverstein con quien tuvo contacto epistolar durante más de diez años, la mayor parte de la correspondencia era en español y tomando cada uno la identidad de Cipión y Berganza (nombres de los perros protagonistas de la novela “El coloquio de los perros” de Miguel de Cervantes Saavedra).
¿CUÁLES FUERON LOS OTROS IDIOMAS QUE APRENDIÓ?
Es muy conocido que cuando estaba iniciando sus teorías psicoanalíticas, el joven Sigmund consiguió por sus méritos la oportunidad de viajar a París y estudiar nada más y nada menos que con el doctor Charcot. Para llevar a cabo esta experiencia académica tuvo que aprender a hablar francés.
También se sabe que aprendió la lengua de Dante para mantener correspondencia y leer algunas historias clínicas en italiano. Seguramente tuvo muchas oportunidades de practicarlo, por sus muchos viajes a Italia.
El inglés de Freud fue considerado de calidad perversa por él mismo; sin embargo lo dominó bastante bien, pues desde muy joven viajaba a Irlanda donde residían sus hermanos mayores. También lo utilizó al final de su vida cuando tuvo que refugiarse en Londres, ciudad que acogió hasta su muerte en 1939.
¿DE QUÉ LE SIRVIÓ A FREUD DOMINAR CINCO IDIOMAS?
Para un académico de la talla de Freud, el contacto con personas de otros lugares es fundamental. Por lo tanto, aprovechó sus habilidades en el aprendizaje de idiomas para comunicarse con otros teóricos de su época.
El mundo de la ciencia requiere de una constante comunicación con personas de otros lugares para, de esa forma, unir ideas o contrastarlas. Por ejemplo: a los estudiantes de Medellín se les enseña inglés mediante clases. Esto justamente para comunicarse con sujetos de otros países cuyo interés es de tener intercambios académicos.
Hay muchos ejemplos de personajes históricos que dominaron varios idiomas, pero hoy recordamos al doctor Freud, quién se acercó a nuestro idioma con un objetivo muy intelectual: leer nuestra novela magna en su lengua original.