¡Profe, es que estoy buscando algo en el diccionario! ¡Es que es un mensaje muy importante! ¡Profe, yo sí le estoy prestando atención! ¡Lo que pasa es que usted es muy regañón…!. Y la lista de disculpas sigue y sigue, cada vez que alguien hace uso del celular en el aula de clase.
En todo caso, para nadie es ajeno el hecho de que el uso de dispositivos móviles se ha convertido en algo vital para cada uno de nosotros. De alguna manera dependemos cada vez más de ellos, aunque es innegable que prestan un servicio enorme en multitud de tareas.
Ahora podemos estar en contacto con familiares y amigos de una forma más cercana y ágil. Podemos guardar información importante, o encontrar información de manera instantánea. Los dispositivos móviles son una herramienta que, bien aprovechada, puede dinamizar las actividades en el colegio, el trabajo o la universidad.
No obstante, tampoco podemos ser indiferentes al hecho de que un teléfono celular también puede ser una distracción. La vida social se ve afectada por su uso excesivo. Las relaciones familiares o sentimentales se pueden echar a perder por malentendidos causados por un mensaje o una llamada. En determinados momentos, el uso del celular puede causar un accidente, sea que vayamos caminando con la cabeza inclinada o conduciendo un auto.
En suma, mucha tela se ha cortado en el tema. Y no es necesario ser especialmente perspicaz para saber que el uso del celular en clase también puede hacer de las suyas. Sin embargo, a veces hace falta que nos lo recuerden, porque también nosotros hemos caído en algún momento en sus modernas e innovadoras garras.
Aunque no lo creas, esos segundos de distracción causados por un mensaje de texto, una llamada, un whatsapp, pueden, a la larga, afectar nuestro desempeño académico. Perdemos el hilo del tema, información relevante o algo que a largo plazo nos puede hacer falta. Y cuando estamos aprendiendo idiomas, esos pequeños baches pueden convertirse en una forma gramatical que no entedimos o una palabra que desconocemos.
He llegado a sentirme mal cuando, como estudiante, saco mi celular durante clase: el profesor explica algo y yo, para ser sincero, luego tengo que acercarme a él para aclarar el tema. Ahora bien, qué sentirá un docente cuando la mitad de los estudiantes están consultando constantemente sus celulares, con la cabeza baja, completamente ajenos a lo que está explicando.
Supongo que es algo similar a lo que sentimos cuando un amigo le presta más atención a su celular que a nosotros cuando le hablamos. O lo que sienten nuestros padres cuando lo que nos dicen nos entra por un oído y nos sale por el otro, porque estábamos atentos a una publicación de Facebook, o a un mensaje de Whatsapp.
De todas formas, los docentes son libres de utilizar esta herramienta a su manera. No sobra recordar que lo más importante es saber darle un uso adecuado al celular, en especial si es dentro del aula de clase.
Gracias por leer esta entrada del Blog del Centro de Idiomas Blendex.
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