Si se hiciera un concurso para elegir el idioma más rápido el mundo, en el primer puesto quedarían empatados el español y el japonés, y el último puesto sería para el mandarín y el alemán.
Cuando encontramos un turista en Medellín y nos habla en un idioma diferente al nuestro, es común creer que habla más rápido que nosotros. Pero para nuestra sorpresa, un estudio reciente ha determinado que tanto el español como el japonés, son los idiomas más rápidos. Es decir, somos nosotros los hispanohablantes quienes realmente hablamos rápido, y aquellos que aprenden la lengua de Cervantes, se encuentran con el desafío de comprender lo que decimos a tan alta velocidad.
UN ESTUDIO CIENTÍFICO
En la Universidad de Lyon, el científico François Pellegrino, realizó un experimento donde participaron 59 personas. A cada individuo se le analizaba el habla mientras leían los mismos 20 textos en voz alta y en siete idiomas diferentes. El resultado fue que tanto el español como el japonés eran los más “rápidos”, ya que pronuncian más sílabas por segundo. En el otro extremo, se encontró que el idioma más “lento” es el mandarín, seguido muy de cerca por el alemán.
Los investigadores calcularon la cantidad de información que transportaba cada sílaba en cada idioma. Este análisis se llevó a cabo comparando un octavo idioma, el vietnamita, el cual se eligió como referencia. En el resultado se encontró que en una sílaba del castellano o del japonés, se transporta una cantidad muy pequeña de información, incluso mucho menor que en el resto de los idiomas analizados. Ésto significa que cada sílaba en nuestro idioma, contribuye sólo en una mínima parte al significado general de las palabras y frases que las contienen.
Todo lo contrario sucede en el mandarín, donde una única sílaba de este idioma contiene un contenido semántico mucho mayor que en el español o el japonés. Incluso mucho mayor del que contiene una sílaba en cualquiera de los otros idiomas que fueron analizados. Los investigadores atribuyen esto el hecho de que en el mandarín las sílabas también conllevan tonos.
El estudio concluye que, a pesar de esta diferencia, tanto el español y el japonés, como el mandarín y el alemán, son capaces de transmitir exactamente la misma información a quien escucha.
En cuanto a los escritos, suelen ser más largos aquellos que requieren más sílabas y palabras para expresar la información. Por ejemplo, los textos en inglés, que es un idioma que creemos muy rápido, son mucho más cortos que los mismos hechos en japonés.